La
presente es una revisión pedagógica de la película “Escritores de la libertad”.
Uno de los escenarios principales en los que se desarrolla la trama es en el Instituto
Wilson, en el que las decisiones referentes a lo pedagógico son tomadas por la
jefa de departamento y el director; siendo poco valoradas las opiniones del
colectivo docente, los cuales se limitan a atender los cursos que les son
asignados sin que se observe un trabajo mancomunado o planificación de
proyectos institucionales. Claramente predomina un liderazgo autocrático.
El
Distrito Escolar en que se encuentra la institución, acogió el Programa de
Integración Voluntaria, el cual integraba en una misma institución educativa a
estudiantes de diferentes grupos raciales, buscando superar el racismo y la
discriminación. Sin embargo, se observa que para la mayoría de los docentes, este
programa representa una pesada carga que asumen por imposición. La vida de los
jóvenes estudiantes que asisten al instituto se encuentra fuertemente marcada
por la de sus padres. Los estudiantes provienen de hogares disfuncionales con
todo tipo de problemáticas sociales.
En
el Instituto Wilson los nuevos docentes quedan a cargo de los primeros años,
mientras que los más experimentados asumen los cursos avanzados, siendo esta
una posición más “cómoda” para los docentes puesto que en el trayecto muchos estudiantes
desertan y solo “los mejores” llegan a los últimos cursos. También es política
de la institución el no abordar en las aulas de clase los problemas de la
calle.
Los
directivos y educadores del instituto asumen una postura conservadora de viejas
prácticas educativas, añorando volver a la buena clasificación que poseía la
institución antes del programa de integración. Por tanto, la institución crea
los grupos de destacados para “proteger” a los estudiantes con buen rendimiento
académico. Esta postura contrasta con la de la maestra Erin Gruwell, quien se
desvive por adaptar su praxis pedagógica a las necesidades de sus estudiantes.
La diferencia entre estas posturas estriba en que Gruwell realmente creía en el
potencial de sus alumnos. Esta maestra eligió su profesión para aportar en la
lucha de los sectores marginados.
Ante
las constantes negativas de las autoridades del plantel en cuanto a las
prácticas pedagógicas que deseaba implementar, Gruwell busca apoyo a nivel del
Distrito, mediante una actitud de diálogo, exponiendo las fallas del programa
de integración. Gruwell se atrevió a desafiar la lógica mediante la que
funcionaba su plantel y rompió el paradigma del claustro educativo, realizando
excursiones y demás actividades que debido a su impacto fueron difundidos por
la prensa local.
La
película “Escritores de la libertad” enseña que los estudiantes provenientes de
sectores marginados poseen el mismo potencial que cualquier otro estudiante y
que el docente debe enfrentar el reto de adecuar su praxis pedagógica al
contexto de sus estudiantes.
La
presente es una revisión pedagógica de la película “Escritores de la libertad”.
Uno de los escenarios principales en los que se desarrolla la trama es en el Instituto
Wilson, en el que las decisiones referentes a lo pedagógico son tomadas por la
jefa de departamento y el director; siendo poco valoradas las opiniones del
colectivo docente, los cuales se limitan a atender los cursos que les son
asignados sin que se observe un trabajo mancomunado o planificación de
proyectos institucionales. Claramente predomina un liderazgo autocrático.
El
Distrito Escolar en que se encuentra la institución, acogió el Programa de
Integración Voluntaria, el cual integraba en una misma institución educativa a
estudiantes de diferentes grupos raciales, buscando superar el racismo y la
discriminación. Sin embargo, se observa que para la mayoría de los docentes, este
programa representa una pesada carga que asumen por imposición. La vida de los
jóvenes estudiantes que asisten al instituto se encuentra fuertemente marcada
por la de sus padres. Los estudiantes provienen de hogares disfuncionales con
todo tipo de problemáticas sociales.
En
el Instituto Wilson los nuevos docentes quedan a cargo de los primeros años,
mientras que los más experimentados asumen los cursos avanzados, siendo esta
una posición más “cómoda” para los docentes puesto que en el trayecto muchos estudiantes
desertan y solo “los mejores” llegan a los últimos cursos. También es política
de la institución el no abordar en las aulas de clase los problemas de la
calle.
Los
directivos y educadores del instituto asumen una postura conservadora de viejas
prácticas educativas, añorando volver a la buena clasificación que poseía la
institución antes del programa de integración. Por tanto, la institución crea
los grupos de destacados para “proteger” a los estudiantes con buen rendimiento
académico. Esta postura contrasta con la de la maestra Erin Gruwell, quien se
desvive por adaptar su praxis pedagógica a las necesidades de sus estudiantes.
La diferencia entre estas posturas estriba en que Gruwell realmente creía en el
potencial de sus alumnos. Esta maestra eligió su profesión para aportar en la
lucha de los sectores marginados.
Ante
las constantes negativas de las autoridades del plantel en cuanto a las
prácticas pedagógicas que deseaba implementar, Gruwell busca apoyo a nivel del
Distrito, mediante una actitud de diálogo, exponiendo las fallas del programa
de integración. Gruwell se atrevió a desafiar la lógica mediante la que
funcionaba su plantel y rompió el paradigma del claustro educativo, realizando
excursiones y demás actividades que debido a su impacto fueron difundidos por
la prensa local.
La
película “Escritores de la libertad” enseña que los estudiantes provenientes de
sectores marginados poseen el mismo potencial que cualquier otro estudiante y
que el docente debe enfrentar el reto de adecuar su praxis pedagógica al
contexto de sus estudiantes.
No hay comentarios:
Publicar un comentario