Problema: La distancia
generacional que separa a docentes y estudiantes origina barreras
comunicacionales. La actual generación de estudiantes se encuentra
envuelta en un mar de tecnología, combinando la realidad con la
virtualidad, viviendo en modo online y encontrando en las aulas de clase
a profesores offline que buscan “pelear” contra las TIC´s, en vez de
incorporarlas como herramientas de aprendizaje.
Emociones:
Ironía. En el sistema educativo existen situaciones contradictorias o
paradójicas: al niño le encanta jugar y en el aula se le confina al
pupitre; al adolescente se le da muy bien la tecnología y en el aula de
clases el recurso más sofisticado es la pizarra; cerca de la totalidad
de los estudiantes poseen celular y lejos de aprovechar este recurso
optamos por prohibirlos. Al llegar a su casa el docente descansa,
enciende la tv y cambia de canal, pero haciendo uso del control remoto;
es decir, convertimos el aula de clases en un túnel del tiempo hacia el
pasado, luchamos contra la corriente, pero al final del día, nos derrota
la tecnología.
Análisis: La
planificación de las clases no debe basarse en cómo le resulta más
cómodo al docente abordar determinados contenidos, sino que debe partir
de la reflexión sobre los métodos y medios acordes para que el
estudiante logre el aprendizaje. Es decir, el aprendizaje debe
prevalecer sobre la enseñanza. Para esto, es necesario que el docente
sea empático; esto es, que no solo repita esquemas en los que imita a
sus profesores de la universidad, sino que también recuerde su época de
estudiante e identifique aquellas prácticas que valoraba positivamente;
de igual forma, que comprenda que los estudiantes en la actualidad no
necesariamente aprenden bajo los mismos esquemas del pasado, y que la
tecnología puede servir no solo de distractor sino que aporta toda una
gama de opciones en el campo educativo.
Contemplación:
Una de las dificultades que se presenta es que, en esta distancia
generacional, muchos docentes son menos habilidosos que sus estudiantes
en el manejo de las nuevas tecnologías. En palabras de Marc Prensky, los
estudiantes son nativos digitales y los docentes, inmigrantes
digitales. También es cierto que el estudiante relaciona la tecnología
solo con el ocio o escape de la realidad y tal vez no se cruce por su
imaginación el uso de estas herramientas para el aprendizaje. Por esta
razón, es necesario que los docentes actualicen su praxis para que
puedan conectar con los estudiantes y guiarles en el uso eficaz de las
tecnologías de la información y la comunicación.
Equilibrio:
La propuesta, es que se debe re-direccionar la Formación Permanente del
profesorado, abordando temáticas teórico-prácticas que toquen la praxis
docente en el aula de clases (y no solo algunas orientaciones
político-filosóficas como se viene desarrollando). En esta formación
permanente se realizarían verdaderos talleres en los que se actualizaría
al docente sobre: Utilización del computador, Sistemas operativos y
software de aplicación, Software educativo, Recursos en la web, Redes
sociales, Telefonía inteligente, Aprendizaje móvil (m-learning),
Aprendizaje invertido, Inteligencias múltiples, Gestión de las
emociones… y demás temas novedosos de interés en el campo didáctico y
tecno-educativo. La metodología se compondría de cuatro pasos. Primero,
que el docente se apropie de estos conocimientos para su desarrollo
personal. Segundo, que observe qué medios y recursos emplean los
estudiantes en su interacción con el mundo y analice la forma en que son
utilizados. Tercero, que planifique y desarrolle sus clases en
correspondencia con los nuevos conocimientos adquiridos. Por último,
que comparta sus experiencias con la comunidad docente.
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